>>EL DOLOR, ¿UNE? *cuentos transparentes

Publicado por Alicia Orfila en

Visiblemente emocionado él le dijo: –¡Me dejaste sin respiración! Ella sonrió feliz, pues lo que más deseaba era amar y ser amada. Y eso era lo que estaba haciendo, dar todo de sí.  Se sentía verdaderamente plena, feliz. Nada le faltaba, su interior reflejaba alegría constantemente.

Celina había tenido una infancia muy feliz y una adolescencia algo complicada. Había aprendido de sus abuelos que la felicidad era una decisión personal, un bello hábito que se asentaba día a día. Nada podía con ella, nada le quitaba su dicha. Era amorosa y simpática, transmitía felicidad constantemente.

Marcos había disfrutado de una familia numerosa y muy cariñosa. Sus hermanos lo adoraban. Tenía un carácter divertidísimo, las bromas con juegos de palabras le encantaban. Su madre sin embargo, a menudo era un poco dura y poco afectiva. Pero nada importante. Su padre en cambio, tenía un “si” para todo, era sumamente bondadoso y sociable.

El y ella habían unido sus vidas y sus historias.

Poco a poco, día a día, se fueron conociendo, gustando más y más, apreciándose y valorándose. Agradecían infinitamente haberse encontrado. Eran felices y por sobre todo, muy compañeros.

La vida fue ejecutando su música y ellos comenzaron a “bailarla”…

Ella, comenzó a experimentar una tristeza profunda que no tenía idea de dónde le venía, pues no había sucedido nada que aparentemente la aquejara. La alegría y vivacidad que la caracterizaba al principio de la relación iban desapareciendo.

El, emprendedor y fuerte, también empezó a experimentar estados de inseguridad y miedo que se evidenciaban en su accionar diario. No encontraba un trabajo estable y eso reafirmaba su desconfianza consigo mismo. También se mostraba cambiado, algo ido y distante. Ambos, parecían otras personas…

Celina decía que él estaba “distinto” –con un gesto de incomodidad en el rostro- y Marcos decía que era ella la que había cambiado. Se disputaban el trono de quién era la causa del malestar en la pareja. –“Ninguno y los dos”, era la respuesta que les venía de lo profundo de sí.

Un día, ella tuvo un accidente de auto –de poca magnitud- que la asustó mucho. Su aparente tristeza ahora si tenía un motivo: el traspié que esto significaba. No sabían cómo lo resolverían, solo tenían claro que iban a acompañarse y ser amorosos para superar la situación legal -del incidente- que era compleja. Él se dedicó a ayudarla, dejó de lado toda crítica hacia ella y decidió “amarla con su preocupación”. No es que se lo haya propuesto conscientemente, no….sino que eso era lo único que podía hacer por su amada. La amaba y eso estaba claro para él.

Este duro evento los unió más que nunca. Ambos dejaron de lado sus acusaciones vanas…y supieron una vez más que la vida les estaba regalando un motivo más para re-unirse, para darse mutuamente, para regresar a la alegría original de saber que estaban juntos para afrontar todo lo que “crearan en su vida”.

Lo que había nacido como un “problema” estaba siendo la solución misma a un momento distante de su relación. Habían podido saltar una gran piedra: su aparente descontento mutuo.

Tomando un te de hierbas en una tarde de lluvia de otoño, vieron un relámpago muy fuerte que los estremeció. Sus corazones vibraron… y se dieron cuenta de que el Amor estaba por encima de todo: de la tristeza de ella y de la inseguridad de él. Y más aún, aprendieron la primera lección que la vida les había regalado: amarse sin “letra chica”….

Alicia Orfila 

Los CUENTOS TRANSPARENTES son experiencias verdaderas vistas desde la mentalidad consciente – paz. Si te sentís identificado y te aporta podés enviarme tu historia-experiencia a aliciaorfila@gmail.com

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